Laura Tejo escribe en su casa, situada en Carmel by the Sea (California), durante los últimos años de su vida. Recrea su existencia y los lugares en los que vivió, así como otros que le dejaron huella.
La ciudad de León (España), durante su infancia, adolescencia y primera juventud. Los detalles del ambiente, los hechos y acontecimientos, las calles…, ocupan un lugar destacado en sus páginas.
Berlín a lo largo del verano de 1939, donde tiene lugar, en realidad, su luna de miel, después de la boda con Helmut Mayer. Una ciudad con un aliento vital vertiginoso, ajena al terrible futuro que le aguarda.
La misma ciudad durante la guerra, en la época del racionamiento y los bombardeos, la tragedia que se cierne sobre sus habitantes… todo queda reflejado en la narración de forma minuciosa.
En Krummhübel, hoy día Karpacz, cerca de la actual frontera entre Polonia y la República Checa, vive con su hijo durante unos meses de 1944. También visita y describe algunos pueblos y lugares de los alrededores.
Dresde, Weimar, Jena, antes de su intención original de regresar a España, y, sobre todo, Frankfurt, ya al final de la guerra y en los meses posteriores, conforman un nítido cuadro. Duro y terrible en muchos momentos de su relato.
La maravillosa Bali, la isla de los dioses, donde Laura vive algunos de los mejores momentos de su vida, atrapa al lector hasta sentir el deseo de querer visitarla.
Finalmente, Hawái, destino de unas vacaciones posteriores, cierra el periplo de los escenarios detallados por Laura Tejo en “La vida de una rosa”.